06 marzo 2006

Entrada 4 (Capítulo 1)

Estuvimos viajando en ese camión durante horas. No paramos en todo el trayecto ni para comer, ni para mear. Ni siquiera para que los conductores descansaran. Mis compañeros estaban tan desconcertados como yo, pero cada uno se lo tomó de manera distinta. Alach se alegró de no tener que correr, Jeera estaba emocionada y con ella sin dejar de hablar parecía que éramos un colegio que se iba de excursión al zoo. Claad para variar se mantuvo en silencio y durmió durante casi todo el viaje; los delincuentes armaron jaleo durante un buen rato, cantando y peleándose hasta que se aburrieron y decidieron seguir el ejemplo de Claad. Y por último estaba Syra. No me fijé en ella durante las primeras horas, bastante tenía con mis pensamientos como para preocuparme por nadie. Pero cuando llegó el mediodía más o menos, Jeera se me acercó algo seria, hablándome en voz baja y vigilando sus palabras, parecía que no quería que los demás nos oyeran y eso captó mi atención.

-Syra está muy rara.- Me dijo. -He intentado animarla pero está más palida de lo normal, y las pocas veces que ha intentado hablar se ha quedado sin voz.
-Eso es normal en ella, no es que su voz sea la de un orador precisamente.- Le contesté.
-No te pongas cínico, ¿quieres? Te digo que no está bien y no quiere hablar conmigo.-
-Vale, ¿y qué quieres que haga?-
-¡No lo sé idiota!- hizo una pausa mirando alrededor. Su voz se había elevado por accidente y no quería llamar la atención. –No lo se...trata de hablar con ella, tal vez a ti te diga lo que le pasa.-
-¿Y porqué iba...?- No me dejó acabar la frase. Se limito a taparme la boca y a mirarme fijamente con una expresión tan seria que daba miedo. Nunca la había visto así, de modo que decidí callarme y hacerle caso. Separé su mano de mi cara y asentí con la cabeza. Luego hice como que me estiraba y me acercaba a la abertura del camión para tomar el aire. El camión era realmente grande; si hubiera intentado entrar en una ciudad no habría cabido por ninguna de sus calles, pero con la potencia que debía tener el motor para mover tanto blindaje seguramente se habría llevado varios edificios por delante. Ahí dentro podrían caber casi un centenar de personas tranquilamente, y sin embargo solo éramos 11. ¿Porqué usar un camión tan grande para “La unidad de los despojos”? hay vehículos de transporte mucho más pequeños y baratos, no hacía falta gastar tanto combustible para un grupo de parias. Pero no le di importancia, seguramente aprovechaban nuestro traslado para llevar ese camión a algún otro lado cerca de donde nos tenían que dejar. Me acerqué a Syra y me senté a su lado. No sabía que decirle. Casi no había hablado con ella antes y no tenía ni idea de cómo arrancarle una conversación.

-Vaya latazo de viaje, ¿Verdad?- empecé, pero no obtuve respuesta. –Fíjate, todos se han quedado dormidos. Parece que no vayamos a llegar nunca.- Nada, ella seguía jugueteando con sus dedos y lanzándome tímidas sonrisas como afirmación. -¿Tu no tienes ganas de ir al baño?- pregunté, pero solo agitó la cabeza de lado a lado. Eché un vistazo a Jeera encogiéndome de hombros y ella me frunció el entrecejo haciéndome signos para que siguiera insistiendo. ¿Qué podía decirle? A mí me parecía la chica de siempre. Allí sentada, incapaz de hacerse oír y evitando el contacto humano. Seguía jugando con sus dedos, entrecruzándolos y apretándolos. ¿Qué podía preocuparle? Y entonces caí en la cuenta:

-¿Sabes lo del apodo de nuestra unidad, verdad?-
No dijo nada, pero bajó la cabeza con expresión triste y la agitó levemente indicándome que lo sabía.
-¿Te lo dijo Aldar?- Volvió a usar su cabeza, ésta vez para decirme que no.
-Oye, al menos podrías hablarme, o ésta va a ser la conversación más aburrida que he tenido en mi vida.
-Perdona- Me contestó tímidamente.
-No te preocupes, tampoco quería ser antipático.
-El día que hablaste con Aldar, yo me acerqué a ti. Quería pedirte que me ayudaras a estudiar el tema sobre aleaciones de blindaje, pero no quise interrumpiros, y no os disteis cuenta de que estaba allí. Os escuché y ví cómo se reía de nosotros.- Syra se quedó callada, tragó saliva y no se atrevió a seguir hablando.
-Lo siento mucho.- Contesté –Yo tampoco reaccioné muy bien a la noticia, la verdad.-
-¿Dónde crees que nos llevan?-
Me quedé callado, no sabía qué contestarle. No porque no tuviera respuesta, sino porque me daba miedo que empezara a llorar si le decía lo que pensaba.
-Yo creo que nos llevan a algún sitio donde no podamos graduarnos nunca. Por eso Dreygas estaba tan taciturno estos días.- Me sorprendió que lo dijera con tanta frialdad. Y también que creyera que el Sargento se preocupaba por nosotros. ¿Porqué iba a estar taciturno por nuestro traslado? Sin darme cuenta, llevaba ya varios segundos mirando a Syra fijamente. Solo reaccioné cuando una risita de niña pequeña, procedente de esa cara pecosa de ojos verdes empezó a sonar por el interior de aquel camión casi vacío.
-¿De que cuernos te ríes?- le pregunté. Pero ella siguió con su jolgorio mientras se sujetaba el estómago. Jeera se acercó a nosotros con su habitual palabrería acelerada y tan risueña como su amiga.
-¡Vaya duendecillo! Parece que tal y como esperaba has sido capaz de hacer que nuestra benjamita alegre esa carita llena de puntitos y nos haga escuchar algo que no sea el rugido del motor.- No debió de tardar ni 2 segundos en decir todo eso, luego se sentó entre Syra y yo y agarró del hombre a la joven que no dejaba de reír.
-¡Venga Syra! ¿Por qué no me dices de una vez que ha hecho el bobo de Tarys para hacerte reír así?- 0’5 segundos. Syra trató de hablar varias veces, pero hasta la cuarta no pudo contener la carcajada y decir con su débil voz:
-¡Tendrías que haberle visto la cara!- Fruncí el entrecejo. En los últimos 4 años había tenido que hacerme cargo de mi hermanita, y cuando me enfadaba, o me perdía en mi imaginación, o me quedaba pensativo por algo que me preocupaba siempre se reía de mí. “Qué cara más tonta que pones hermanito” me decía. El hecho de que Syra hubiera tenido la misma reacción me dio bastante rabia, pero fruncí el entrecejo más por la costumbre de pelearme con Yyra cuando se reía de mi que porque estuviera realmente molesto.

-¡Venga campeón! ¡Ríete con nosotras y no te hagas el ofendido!- Jeera estaba realmente contenta. Se alegraba mucho de que hubiera conseguido animar a su amiga y me estaba muy agradecida. Nos sujetó a los dos por el hombro y nos apretó contra ella mientras se reía a carcajadas. Seguimos el viaje entre risas, contando chistes y anécdotas personales. Yo le hable de Yyra y las gemelas, de cómo estaban siempre revoloteando, haciendo gamberradas y metiéndome a mí en líos. Jeera no nos dijo nada acerca de ella, pero su sentido del humor podía compararse al de Alach, y era capaz de imitar al Sargento Dreygas y a cualquiera de nuestros compañeros con total perfección. Syra nos estuvo contando como era el lugar donde vivía. Ella era de la ciudad de Flogens, una ciudad gigantesca que ocupaba una isla entera hasta el borde de sus playas, construida totalmente en cristal blanco de acycas (Un mineral extraído de la 4ª luna de nuestro planeta, muy resistente y fácil de manipular. Ideal para la construcción de viviendas pero bastante caro) Vivió con su madre hasta que murió en un accidente, y desde los 11 años estuvo en un orfanato hasta que se encontró con un prospecto de publicidad de la flota imperial que le animó a alistarse. Cuando Syra se relajaba, podía tener una conversación muy interesante, y gracias a ella, había olvidado durante unas horas mi frustración con la flota.

Finalmente llegamos a nuestro destino. No era más que una casucha medio podrida en medio de un desierto de piedra roja. No se veía ningún rastro de civilización en kilómetros, y desde luego no parecía que hubiera pasado nadie por alli desde la última era glaciar. Estaba claro que nos habían enviado al culo del mundo.

Entrada 5

2 Comments:

At marzo 06, 2006, Anonymous Anónimo said...

AthlonsoV2

Joe como mola que ambientazo a lo starship troopers :P saldran bichillos al final ??
bueno aun me queda mas por leer ale a seguir

 
At marzo 06, 2006, Blogger yuricats said...

aún queda cuerda para rato, jjeje, y alguna que otra sorpresa interesante ^^

 

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