07 junio 2006

Entrada 11 (Capítulo 3)

Me quedé allí de pie mientras el sargento me daba la espalda. La lengua casi me dolia intentando decir algo, pero mi mente estaba tan aturdida que no supo procesar absolutamente nada más allá de un triste balbuceo. Por suerte llegó la entusiasta de Jeera y pronto me hizo olvidar mi habitual enfado con Dreygas. Se lanzó sobre mi cuello entre risas y me arrastró a la mesa para contarme lo emocionada que estaba, para describirme las maravillas que yo mismo había visto y para decirme lo libre que se había sentido pilotando su propia nave. Aunque parezca extraño, esta vez no encontré su voz ni pesada ni estridente, no noté cómo las palabras se tropezaban como hacían habitualmente como si estuvieran echando una carrera. Tal vez fuera que Jeera estaba aprendiendo a hablar como una persona normal, o que ya estuviera tan acostumbrado a su forma de hablar que no notara la diferencia con el resto de seres humanos. Aunque lo más probable es que me sentía tan identificado con todo lo que ella me contaba que me parecía que era yo mismo el que estaba hablando. No se cuanto rato estuve allí sentado escuchándola sin decir ni pío, pero de repente un enorme asado estaba sobre la mesa desprendiendo un aroma delicioso.

-chicos, hoy es un gran día para todos vosotros, y he pensado que nada mejor que una buena comida para celebrarlo. Ésta es mi especialidad, Asado de Jabalí salvaje. ¡Que os aproveche!

Al principio no supimos muy bien cómo reaccionar. Era la primera vez que el Sargento se mostraba simpático con todos nosotros, y el echo de que mantuviera su cara rígida e inescrutable como siempre no nos daba mucha confianza.

-Seguro que está envenenado- Me susurró Alach al oído. Pero de pronto se quedó mirando el plato que el Sargento puso frente a él. El olor era ciertamente irresistible, la textura de la carne se veía jugosa y tierna, y una salsa de color oscuro aún humeante se deslizaba por el enorme trozo de carne en el centro del plato. Alach estaba maravillado y yo muerto de envidia porque no tenía aún mi ración y el resto de mis compañeros ya habían empezado a comer. Veía a Alach devorando su trozo de Jabalí y noté como el estomago se me revolvía rogándome que le arrebatara ese delicioso manjar. Entonces el sargento me puso una mano sobre el hombro.

-Acompañame Tarys- un sonoro “no” aulló dentro de mi cabeza. No estaba seguro de cómo pero el Sargento siempre se las apañaba para separarme del resto justo en los momentos que más quería formar parte del grupo. Me preguntaba a mí mismo si era una especie de trato especial por ser el jefe de pelotón o simplemente es que se divertía puteándome un poco cada día.

-Hoy has manejado muy bien la sesión de vuelo novato.- Al menos esta vez no me gritaba ni me ordenaba algo humillante; recibir un alago del Sargento era toda una novedad, y al menos por un instante mi estómago dejó de protestar.

-Gracias señor, pero no me parece que me haya traído aquí para eso.
-Mira que te gusta hacerte el listo.
-Y a Ud. demostrarme que no lo soy tanto Señor.- Cuando acabé de hablar me pregunté a mi mismo porqué narices había dicho eso. Pero nadie respondió dentro de mi cabeza.
-Sube a tu nave y sígueme novato.- El sargento Dreygas se acercó a la nave de Claad y se puso un casco de piloto. Cuando yo aún estaba ajustando las correas de seguridad él ya había desaparecido de mi campo de visión. Despegué y busque su rastro en el escáner. Estaba yendo a toda velocidad en dirección a la 4ª luna del planeta, a los campos de extracción de Acycas, y sería mejor que pusiera los motores a toda potencia o acabaría perdiéndole la pista. El Sargento Dreygas era un piloto experto, y me estaba poniendo muy difícil seguir su ritmo. Por suerte el prototipo yunque era fácil de manejar y había practicado mucho en tierra estos últimos meses antes de nuestra primera salida al espacio. Finalmente el sargento bajó el rimo y se situó en la órbita de la luna esperando mi llegada. Suspendí mi nave frente a la suya y dije:

-¿Porqué me trae hasta aquí Sargento?
-La semana que viene vas a hacer una demostración del funcionamiento del Yunque y sus capacidades a tus compañeros. Necesito que estés totalmente familiarizado con él y no metas la pata.
-¿Una demostración? Pero señor ¿porqué yo? ¿no sería mejor convocar a un piloto experimentado?
-Eres el jefe de pelotón Tarys, como tal espero mucho de ti. Y una de las cosas que espero es que vayas siempre diez pasos por delante de tus compañeros.
-Eso lo puedo entender Sargento, pero insisto ¿Porqué debo hacer yo la demostración del Yunque? No creo que en una semana aprenda todo lo que debo aprender.
-Aprenderás lo que yo te diga que aprendas, o ya puedes volverte a casita a picar piedra en la mina. Además, el Yunque no es una nave cualquiera. Tiene ciertos atributos que necesitan un entrenamiento específico, de modo que ¿para que voy a entrenar a un piloto cualquiera cuando tengo un mocoso delante al que tengo que enseñar si o si? Ahora haz lo que yo te diga y no preguntes más tonterías.

La habíamos echo buena. Cuando Fryll y sus matones se enterasen de que el Sargento me daba clases particulares lo iba a pasar muy mal. Puede que se enfaden y me den una paliza, o puede que decidan pitorrearse de mí y hacer continuos chistes sobre la atracción sexual del sargento hacia mí. En cualquier caso estoy jodido, pero prefiero que me den una paliza. El Sargento empezó con su lección y estuvimos unas dos horas activando propulsores, retropropulsores, radares de seguimiento, distribución energética (para dirigir más potencia a los motores, las armas o los escudos de plasma) y finalmente empezamos con lo más divertido: disparar.

Dreygas llamó por radio a la base lunar de reciclado de Acycas y les solicitó que enviaran muestras corruptas de gran tamaño del cristal blanco. A los pocos minutos, una lanzadera estaba dejado suspendidas diversas muestras en el espacio del tamaño de un coche o una furgoneta. Bastante grandes si, pero mucho más pequeños que un caza espacial.

-Bien, situate con la luna a tu espalda cadete- El sargento Dreygas me indicó que me colocara ahí para evitar que algún fragmento saliera disparado hacia la base lunar. Luego me explicó cómo situarlas como blanco para mis armas de plasma y me ordenó disparar.

-¡Fuego!- Apreté el botón principal del mando de armas y dos franjas de color naranja salieron disparadas en dirección a la roca blanca. Impactaron de lleno y volatilizaron por completo su objetivo dejando una gran “nada” en su lugar.
-¡Uauh!¡esto es genial Sargento!- Me sentía como un niño con un juguete nuevo...De echo era un niño con un juguete nuevo, pero era un juguete muy peligroso y el sargento no tardó en recordármelo.
-Soldado, esto no es genial. Cuando un piloto se ve obligado a utilizar sus armas quiere decir que la diplomacia de alguien ha fracasado y por culpa de un inepto hay gente que va a morir; normalmente gente joven como tú. No olvides eso Tarys.
-Claro Sargento- Contesté como habría echo cualquier joven de mi edad que no sabía lo que era la muerte; despreocupadamente y sin escuchar lo que consideraba una total tontería. Por suerte el Sargento no le dio importancia y continuó con sus lecciones. Me hizo utilizar todos los tipos de armas que tenía el Yunque en su arsenal, y luego estuvimos practicando a disparar a las rocas desplazándome al mismo tiempo. Habían pasado un total de 5 horas desde que habíamos despegado dejando atrás al asado y a mis voraces compañeros, y entonces el Sargento dio por terminada la sesión.

-Bueno novato, no ha estado mal. Tienes que seguir practicando los disparos en desplazamiento pero creo que a este ritmo podrás hacer la exhibición la semana que viene...más te vale.
-No se preocupe señor, estaré preparado.
-Mañana practicaremos disparos a blancos en movimiento y también te enseñaré cómo funciona el “pequeño secreto” del Yunque.- ¿”Pequeño secreto”? A qué se refería? Que tenía de especial esta nave? Mis preguntas estaban a punto de ser contestadas.-Observa atentamente hijo- Dijo el Sargento. Entonces ví cómo su nave empezaba a moverse de forma extraña, trazando un complejo tirabuzón sobre sí mismo digno de la mejor exhibición artística de vuelo; pero a los pocos segundos comprendí que lo que había tomado por una muestra magistral de pilotaje del Sargento era algo que nunca habría imaginado...El Yunque no estaba trazando un tirabuzón, estaba girando todas sus partes de forma independiente y en menos de un minuto tenía ante mí el “pequeño secreto” del prototipo en el que iba montado. El “Yunque” era un caza híbrido capaz de cambiar de forma de nave a Robot en apenas unos segundos.

Entrada 12

5 Comments:

At junio 09, 2006, Anonymous Anónimo said...

jajajaja!!! Un transformer!! XDD que bueno!! Pero no se... quizas te estas yendo demasiado lejos. jajaja, que bueno XDDD Un saludo figurin!!

 
At junio 12, 2006, Blogger zoki said...

Pos mola!!! Mazinger Z ruleeeeeeeeeeeeez!!!! xDDD

Es muy a lo Gundam, mola!!!

 
At junio 13, 2006, Blogger Koopa said...

Planeador abajo!

 
At junio 15, 2006, Blogger EiRo said...

Para cuando la publicas????

 
At junio 15, 2006, Blogger EiRo said...

Y para cuando la pelicula????

 

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