El sargento dejó su Yunque en manos de aquel mecánico gordinflón y me llevo a una taberna local que distaba bastante de ser un local acogedor. Se mantuvo en silencio todo el rato mientras se tomaba una pinta de cerveza negra bien espesa, pero aunque resultaba bastante incómodo estar con el sargento allí en silencio, prefería no tener que oírle gritar de nuevo. La buena noticia es que del susto se me pasó el sueño de golpe...
Pasaron un par de horas y cuatro pintas antes de que el sargento se relajara un poco y decidiera abrir la boca de nuevo.
-Espero que hayas traído dinero novato, porque todo esto lo vas a pagar tu.- Dijo con su habitual simpatía; por suerte aun tenía el dinero que me había dado mi padre.
-Señor, puedo preguntarle algo?.
-Ya que me invitas...
-¿De qué conoce al mecánico que esta reparando su Yunque?- El sargento dio un largo trago a su pinta vaciando la mitad del vaso antes de responder.
-Fue mecánico en la flota cuando yo servía en el acorazado Spyka; se encargaba del mantenimiento de los cazas. Fue licenciado con deshonor tras golpear con una llave inglesa a un superior y romperle la mandíbula.
-¿En serio? Entonces, ¿son Uds amigos?
-eso a ti no te importa chaval.- Dio un nuevo trago a su pinta. – pero te aseguro que no dejaría que tocara el Yunque sino confiara en él.
-Comprendo señor. Por cierto...quiero decirle que lamento mucho...-
-Dejate de disculpas enano, no creas que todo se va a quedar en cuatro gritos de nada. Sino te relevo en el puesto de jefe de escuadrón es porque se supone que no deberíamos estar aquí, pero no te vas a ir de rositas. Deberías haberme dicho que no te encontrabas en disposición de pilotar novato.
-Lo siento señor, no quería que pensara...-
-¿Qué? ¿qué eras un blandengue? ¿qué no podías seguir el ritmo? Pues mal hecho novato. Lo que debe preocuparte no es lo que yo piense de ti, sino estar en plenas condiciones para aprender lo que debo enseñarte. Y si sales al espacio sin dormir te aseguro que no aprenderás nada.
-Pero señor, si sabía que no estaba en condiciones, ¿porqué me permitió salir al espacio?
-Primero porque eres un adolescente de mierda y crees que lo sabes todo y lo puedes todo, y no pienso discutir por gilipolleces. Segundo porque yo no soy tu padre, así que no tengo porque ser sobre protector contigo. Si estás dispuesto a hacer una tontería, hazla, ya te darás cuenta tu solito de lo peligroso que es. Y tercero para que aprendas a decir las cosas aunque creas que te puedan hacer quedar mal, no eres un superhombre, acepta tus limitaciones novato.
El sargento siguió bebiendo tranquilamente y en silencio, mientras yo me quedé con pinta de estúpido y sin saber qué decir. Me apoyé en la barra y me puse a pensar en chorradas tratando de no darle importancia a lo que había dicho el sargento. No era más que un gruñón y un sabelotodo al fin y al cabo. Cogí mi bebida de la barra a la vez que me daba la vuelta, intentando paracer un tipo muy duro, mirando a ninguna parte con el ceño fruncido, buscando una expresión que dijera algo parecido a “Como me toques las narices voy a darte tal paliza que les va a doler a tus nietos”. Pegué un sorbo a la jarra y entonces noté una mano bastante grande posándose sobre mi hombro.
-¿Se puede saber que haces niño?- La voz sonaba muy rasposa, casi gutural, y enseguida me di cuenta de porque esa manaza me estaba aplastando el hombro como si fuera un cacahuete. –Esa es mi bebida...más te vale rezar.
Efectivamente, en mi rabieta infantil me había equivocado de jarra y había cogido la del tipo que estaba sentado a mi lado, y no es buena idea quitarle su bebida a un minero de Acycas. Con un ligero empujón me tiró del taburete al suelo, y allí tirado pude ver que el lío en el que me había metido era mayor de lo que creía.
-¿qué te pasa ratita? ¿estás asustado? ¿ya no tienes ganas de quitarle la Cerveza a Gral?
Aquel tipo no era un simple minero de Acycas. ¡Era un minero Sulba! Debía medir alrededor de 2’30m, claro que siendo un Sulba eso era normal, al igual que sus cuatro brazos y su color de piel azul oscuro...el problema es que además este tío estaba echo de puro músculo y el Sargento pasaba olímpicamente de echarme una mano...
-Espera, espera un momento este...Gral...
-Gral no te va a esperar ¡Te va a machacar enano!-
Gral lanzó contra mí su jarra de cerveza y no me dio en la cabeza por escasos centímetros, así que decidí moverme rápido y escurrirme debajo de una mesa mientras la gente se levantaba alzando las voces a mi alrededor. A pesar de todo, yo solo conseguía oír los gruñidos de Gral mientras venía a por mi rompiendo sillas, botellas, jarras y todo lo que pillara por su camino.
-¡Graaar! ¡vamos ratita deja de esconderte de una vez!
-Si claro, para que me machaques ¡ni que fuera tonto!- Salí de debajo de la mesa y justo en ese momento Gral la lanzó a un lado con su manaza como si fuera de corcho. Intenté llegar hasta la puerta, pero un par de fornidos mineros me cerraron el paso muy amablemente.
-Lo siento chico, pero no podemos dejarte salir hasta que uno de los dos caiga al suelo.- ¿a que venia eso? Los únicos mineros que había conocido eran los del pueblo donde vivía, pero tampoco había hablado mucho con ellos excepto para pedirles disculpas por las gamberradas de Zira y Sakhy...
-¿cómo que no me podeis dejar salir? ¿es una especie de tradición o algo así?
-Algo así...- y entonces oí algo que me desveló porque no me podían dejar salir...
-¡7 a 1! ¡7 a 1 en contra del chaval! ¡Vamos vamos, hagan sus apuestas!- Ante semejante jugarreta del destino solo podía decir una cosa:
-¡Mierda!- Si, estaba de mierda hasta el cuello. Gral quería mi cabeza y toda la gente de aquel local quería que Gral tuviera mi cabeza para poder cobrar sus apuestas. ¿qué podía hacer? Solo tenía una salida, solo había una ersona que pudiera sacarme de allí sano y salvo: El sargento.
-5000 Drecas a favor de Gral, Ganzo.- mis expectativas de vida se acababan de reducir a menos de cero...¡Dreygas había apostado en mi contra! ¿pero de qué iba este hombre? Se supone que es responsable de mí, que debe procurar que no me pase nada, ¿y está dispuesto a dejar que una mole Sulba de 2’30m me arranque la cabeza? Mi odio hacia el sargento se acumulaba en mis entrañas. Aquel viejo de mierda no solo me humillaba y me insultaba continuamente, no solo jugaba conmigo riéndose continuamente de mí, además estaba dispuesto a dejarme morir para ganar dinero...o almenos a dejar que me quedara terriblemente magullado.
-¡Te tengo enano!- Gral había conseguido acorralarme mientras yo le lanzaba mal de ojo al sargento. La sangre me ardía por dentro. Él era el culpable de todo este embrollo...él era el responsable de que estuviéramos en ésta piedra...él era el culpable de que me hubiera enfadado y hubiera equivocado mi jarra con la de Gral...
-¡Vete al infierno!- con un rápido movimiento, me agaché cerca de Gral para poder golpearle en la rodilla con todas mis fuerzas, para después colarme entre sus piernas y volver a golpearle ésta vez en la zona lumbar. Conseguí con ello que Gral cayera al suelo dolorido dando un par de gruñidos. Inspirado por la adrenalina y la rabia que sentía por Dreygas, golpeé a Gral como me habría gustado golpear al Sargento. Le pateé el estómago y conseguí que quedara tumbado en el suelo boca abajo, así que me coloqué en su espalda y traté de estrangularle...ese fue mi error. Nunca trates de estrangular a un tipo con cuatro brazos y que te dobla en tamaño y peso. Gral no tuvo ningún problema en sacarme de encima de un empujón, rodar hacia un lado y agarrarme con sus cuatro brazos estampándome contra la pared.
-¡Estúpido humano! ¡Gral va a disfrutar con esto!- Me tenía, ya no tenía ninguna posibilidad...aquel minero energúmeno me había atrapado y no podía soltarme de su presa, y mientras me apretaba el cuello empecé a pensar en las pequeñas gemelas y mi hermanita y en el pastel de barro con pimienta que me hicieron de despedida...¿qué estarían haciendo ahora? Escuché un golpe seco cerca de mí, y después creo que me desmayé, pero aún recuerdo lo último que oí antes de hacerlo:
-Perdona Gral, pero no puedo dejar que le mates aún.
Entrada 15