19 abril 2006

Entrada 7 (Capítulo 2)

Todos me miraron fijamente y noté una presión aplastante en mis espaldas. Mis manos empezaron a sudar y cuando traté de hablar mi voz sonaba como la de una gallina de corral.
-Pu-pu-pu-pues verá sargento D-D-D-Dreygas- Empecé a cacarear sin estar seguro de qué iba a salir de mi boca.
-Al grano jefe de pelotón- Me ordenó con su vozarrón mientras removía una cucharilla en su tacita de té con limón. Respiré profundamente y traté de nuevo de exponerle nuestras reservas respecto al “proyecto” que nos proponía.
-Verá señor, ninguno de nosotros ve demasiado claro este proyecto que nos propone.-
-Corrección cadete, no os lo estoy proponiendo, os lo estoy imponiendo. Todos vosotros formáis parte de este proyecto, os guste o no.-
-Con el debido respeto Sargento, creo que...-
-¡Déjate de formalismos joder! ¿Qué coño os pasa? ¿Tenéis miedo? ¿Creéis que sería distinto si en lugar de utilizar estos prototipos nuevos utilizarais los viejos modelos Phoenix?-
-¡Pues sí señor eso creemos!- No podía creer lo que estaba haciendo. ¡Le había levantado la voz al Sargento Dreygas! Y lo peor de todo es que me había lanzado y no podía parar...-¡Esta mierda de cacharros que nos propone no han sido sometidos a ningún tipo de pruebas de campo!¡Ni siquiera se ha comprobado que el sistema de oxígeno funcione correctamente, o que el fuselaje no se destrozará al entrar en la atmósfera de un planeta o un satélite!-
-¿y que te hace pensar que estarías más seguro en un Phoenix?¿Qué te hace pensar que el sistema de oxígeno del Phoenix funciona mejor que el de éste prototipo?
-¡Eso no es lo que estamos discutiendo!-
-¡Eso es precisamente lo que quiero que me discutas novato!-
-¡Pues para empezar que el sistema del Phoenix almacena el oxígeno con una presión de 1800 libras por pulgada cuadrada en depósitos de acero, equivalente a 126’5Kg/cm2 y el de éste prototipo lo hace en contenedores de aluminio con una presión de 3500 libras por pulgada cuadrada maldita sea!-
-¿qué me estas contando ahora cadete?¡Explícate!-
-¡Pues que sencillamente esos contenedores son una puñetera bomba de relojería!¡Pueden reventar en cualquier momento!-
-¿Y eso porqué?-
-Pues porque la presión máxima de trabajo que resiste el aluminio es de 126,5 Kg/cm2 multiplicado por 1,66, lo cual equivale a 211 Kg/cm2, y la presión a la que están sometidos esos contenedores es de aproximadamente 250Kg/cm2!-

Nos quedamos mirándonos fijamente el uno al otro, y me prometí a mi mismo que no apartaría la mirada. Su vieja cicatriz estaba a tan solo dos palmos de mi cara, y la vena de mi frente latía rítmicamente sin querer dejar de recordarme que estaba muy cabreado. Y entonces oí una risita que me sonaba a una mezcla entre burla y alegría. Era el sargento. Había empezado a reírse y no podía parar. Todos estaban tan atónitos como yo, y nos dirijíamos miradas los unos a los otros tratando de entender que le pasaba a ese viejo loco.
-¡Perfecto novato!¡Un gran trabajo si señor!- Seguíamos sin entender qué le pasaba, aunque seguramente esque al fin daba la cara y nos demostraba abiertamente que le faltaba más de un tornillo. –veo que después de todo si podré hacer algo bueno contigo. Espero que sea así con todos vosotros. Y ahora, una pequeña sorpresa.- Dreygas se levantó de su silla y se acercó a un rincón, del que sacó una nueva montañita de carpetas que nos entrego a todos.
-¿Qué narices es esto Sargento?-
-Un examen.-
-¿Un examen? ¿de qué?-
-Muy simple, tenéis que coger el dossier que os he entregado esta mañana y aclarar lo que está bien y lo que está mal. En esta nueva carpeta tenéis todas las preguntas que quiero que me respondáis. Si mientras estuvimos en el campo de instrucción estudiasteis lo que teníais que estudiar, seréis capaces de aprobar. Sino, os volvéis a casita a traerle el periódico a papá cada mañana. Teneis dos horas chavalines, ¡Buena suerte!-
Era increíble. Este maldito soplagaitas se había reído de nosotros. Nos ha hecho estar toda la tarde analizando un proyecto que después de todo ¿No es real? ¿Y ahora se supone que tenemos que jugarnos nuestro futuro en la flota por culpa de un mal chiste?
Sin duda alguna tengo que presentarles a este tío a las pequeñas Zira y Sakhy. Estoy seguro que se lo pasarían bomba gastando bromas de mal gusto a todo el pueblo y metiéndome en líos con mi padre.

Entrada 8

06 abril 2006

Entrada 6 (Capitulo 2)

Estuve 3 horas revisando página por página aquellos apuntes demenciales. No podía creer lo que estaba leyendo en aquel dossier de 28 páginas a doble espacio y por una sola cara... Cuando acabé de leer aquel engendro por primera vez, pensé que me había saltado alguna página importante; la segunda vez creí no haberlo entendido correctamente. Pero después de 3 horas leyendo aquella cosa, estaba alucinado...histérico más bien. No hablé con nadie en toda la tarde, ni siquiera me separé de la mesa de reuniones leyendo una y otra vez todas y cada una de las hojas de aquel dossier. No podía ser cierto. Lo que el Sargento Dreygas nos proponía era totalmente demencial, y no podía creerlo. Cuando quise darme cuenta, estaba rodeado por mis compañeros en aquella mesa raquítica y moribunda. No entendía porqué me rodeaban de esa forma, pero todos ellos, hasta Syra que siempre evitaba mirar a nadie, me miraban fijamente a los ojos como esperando a que dijera algo, así que lo hice.
-Sea lo que sea yo no he sido.- Jeera contuvo una risita, y Alach no se molestó en ocultarla; sin embargo el resto mantuvo la expresión generalizada de seriedad. Fryll puso cara de tipo duro cabreado y luego se acercó a mí en plan matón.

-Tienes que hablar con Dreygas.- El tono empleado por el matón del grupo era desconcertante. Me estaba dando una orden, eso estaba claro, pero no tenía la seguridad de la que siempre había echo gala. Le titubeó ligeramente la voz y notaba un ligero temblor en los puños del joven criminal. Estaba nervioso, casi asustado podría decirse.

-¿Qué pasa?- le contesté. Aún no entendía a qué venía tanto teatro.
-Has estado leyendo el dossier toda la tarde, no me digas que no te has enterado de lo que pone.-
-Naturalmente que sí, pero ¿A que vienen esas caras?-
-¿Qué a qué vienen esas caras? Tarys esto es serio. Ese fósil chiflado pretende que pilotemos en espacio profundo un prototipo de caza que ni siquiera ha sido sometido a las pruebas básicas de acondicionamiento.- Ahora estaba convencido. Fryll estaba muerto de miedo, no le hacía ninguna gracia hacer de conejillo de indias para un proyecto personal del sargento Dreygas. Y la verdad, entendía perfectamente lo que sentía. Ese tipo estaba jugando con nuestras vidas, y no parecía importarle un pimiento.
-Tienes que hablar con él- Añadió tras unos segundos de tenso silencio.

-¿Por qué yo? ¿Porqué no hablas tú? Te gusta ser el líder...- Fryll apretó sus puños hasta que los nudillos se le pusieron blancos, y tenia la cara tan tensa que me dio la impresión que la vena de su frente iba a reventar.
-Tú eres el jefe de pelotón pimpollo, Es tu deber hablar en nombre de todos.-
-¿Qué qué?...¿De donde sacas que yo soy el jefe de pelotón Fryll? Si fuera el jefe lo sabría. Me lo habrían dicho y me habrían dado una insignia o algo...- ¿Qué pretendía ese chiflado? ¿De dónde sacaba eso de que yo era el jefe de pelotón?
-No se que pone en tu dossier Tarys, pero en el mío y en el de todos los demás, dice que tú eres el jefe de pelotón de este grupo y por lo tanto a quien debemos recurrir si tenemos cualquier tipo de problema.-
-¿QUÉ?...¿Dónde demonios pone eso?- abrí el dossier de nuevo y empecé a pasar hojas casi histérico. Fryll me lo quitó de las manos, fue directo a la última página, leyó algunas líneas y luego me lo devolvió con el dedo puesto en un punto concreto. “A todos los efectos, el cadete Tarys Derghais queda nombrado jefe de pelotón del que a partir de ahora se conocerá como “escuadrón Yunque”; cualquier tipo de petición, protesta, reclamación, etc. Será transmitido a él para que a su vez lo comunique al oficial al mando...” No podía creerlo. -¡Será hijo de puta!- Exclamé rabioso. -¿No podía decírmelo en persona?- No estaba seguro de qué me molestaba más. Que Dreygas no se hubiera molestado en decirme que yo era el nuevo jefe de escuadrón en persona, que todos supieran que yo era el jefe de escuadrón antes que yo, o simplemente que tal y como lo había descrito parecía más un puesto de secretaria que otra cosa. Empecé a soltar todo mi repertorio de insultos enfocándolos hacia la figura del sargento, repetía unos y me inventaba otros sobre la marcha mientras mi rostro se ponía rojo y mis compañeros me miraban incrédulos. Incluso Fryll pareció desconcertado ante mi reacción, pero entonces noté como una mano abierta golpeaba con precisión en mi nuca emitiendo un sonoro “PLAS”. Me quedé sin voz de golpe con los ojos totalmente abiertos viendo como mi gorra daba giros por delante de mí hasta caer en la mesa.
-Ese es mi sitio cadete Derghais.- Una voz profunda que llenó la habitación haciéndome sentir tan pequeño como un ratón resonó a mis espaldas con tono despreocupado. El sargento Dreygas me había soltado un colleja como las que me daba mi padre cuando me pillaba haciendo alguna gamberrada...o cuando me pillaba ocultando las gamberradas de Yyra, Zira y Sakhy.

Me levanté de la silla y dejé que el sargento se sentara en ella, mirándole por el rabillo del ojo esperando que explotara de un momento a otro convirtiendo mi vida en un infierno por la de animaladas que había llegado a llamarle, pero en lugar de eso, nos ordenó tomar asiento y pregunto con tranquilidad.

-¿Alguna duda respecto al dossier que os he entregado?

Entrada 7